viernes, 8 de enero de 2010

MATERIAL DE DERRIBO de José Garés Crespo

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Todos los poetas trabajamos con materiales recogidos de nuestra abundante y generosa tradición literaria, y con ellos nos construimos una vida y un ser renovados en cada relectura, y así nos lo demuestra sin disimulo y con orgullo, José Garés Crespo en su último libro Material de derribo. El poeta fue un activo luchador antifranquista que compartió en su juventud la actividad política con el cultivo de la literatura y el desarrollo de una intensa vida cultural en la que fundó la revista de poesía “Grama”. En su madurez la política ocupó todo su tiempo y durante doce años fue diputado socialista. A partir de 1997 vuelve a reencontrarse con su gran amor, la poesía. Y fruto de este reencuentro es este libro, recopilación antológica de su creatividad en los últimos años, pues “con el otoño llega el tiempo/ de ordenar los vacíos y la palabra.”

Material de derribo es, de alguna manera, la crónica, el relato, la pintura y la sinfonía de múltiples fracasos. Fracasos políticos, sociales, amorosos, sentimentales, vitales y literarios. “… en los escombros y en el silencio/ medra el desengaño…” y ya sabemos que el desengaño es la traducción dulce de la palabra fracaso, del cual nadie se debe extrañar o escandalizar pues, como nos advirtió Unamuno, “… al fin toda vida es un fracaso”.

José Garés nos recuerda aquí, con algunas tristezas y amarguras, la historia de su generación “…hemos crecido de la mano de la utopía y de la nada.” y “siempre creímos que habíamos ganado/ la batalla de qué era la verdad,..” pero es de justicia reconocer que nuestro autor se excede en la hipérbole literaria a la hora de transmitirnos su queja, pues si bien no se alcanzaron los objetivos utópicos soñados, si que él y las personas que trabajaron y lucharon en su tiempo, en un lado como en otro, nos han legado un mundo mejor que el que recibieron. “Un día dejamos la metafísica,/ los colores y el versículo/ y envueltos con la verdad de la calle,/ nos sumamos a un largo camino que venía de lejos.” y “hubo que vivir con el alma puesta,/ gatear por los besos, beber llantos,/ mirar al horizonte, trufar risas,/ confundirnos con el paisaje gris.” Poesía generosa, de lucha y compromiso, la que por estas páginas profusa se derrama. “Tal vez no supimos que lo necesario/ no era lo conveniente, y tan sólo fuimos/ héroes inadvertidos,…”, generación idealista y soñadora que sin embargo constata amargamente que “vivíamos envueltos por masas grises, uniformes, indiferentes.” y que al final “no hubo que bajar banderas, las mató el tiempo.” Pero no se dejaron aplanar por el desánimo “… y con los restos/ de nuestra vida, volvimos a empezar””… porque ninguna tumba es estéril”. La esperanza al fin hace su camino.


Material de derribo es sobre todo un libro tocado por la luz del amor, que es una de las fuentes fundamentales en las que bebe la buena poesía de siempre. Sus poemas están inspirados, sugeridos, vividos al lado, con y para esa “alfarera de sueños y esperanzas…” que representa la amada y a la que Garés canta con pasión de Eros desbordado en muchos de sus versos. Un amor individualizado y originalmente suyo, recreado con el sentimiento y la palabra. “Y te amo porque miro donde todos miran/ y veo lo que nadie ve.” Pero también el amor sufre los avatares del paso del tiempo y cambia y se hace otro y vive nuevas vidas, tras los años… “sin embargo, tu mirada era distinta, / tu voz diferente, tu sonrisa lejana/ y tus manos, que tanto amé, estaban frías.”“… es algo así/ como cuando, después de mil noches, te pregunta/ tu amado, quien eres y te sorprende no saberlo.”


El testimonio de una vida, el compromiso y la lucha política, los trabajos por un mundo mejor, “alargábamos el tiempo/ esperando un instante de belleza”, las heridas que dejan las tormentas de la edad al pasar, el amor con sus placeres y sus sinsabores, todo es redescubierto y cantado por José Garés con estos materiales vivos de la palabra, de la poesía, “… la palabra que te elige, que te crea,/ que nos abre escenarios,…” Las palabras, intuidas, escuchadas, leídas, escritas, proclamadas a los cuatro vientos, por infinidad de poetas a lo largo de la historia son su y nuestro alimento, aquello que le da y nos da, savia y sangre, que le hace y nos hace, crecer en el espíritu. “…y así, una palabra que me sugiere otra,/ que me abre, cierra, revuelve caminos/ por los que ando, navego, me pierdo,/ hasta llegar a mí de nuevo, recién nacido.” Y también la palabra envejece, se carga de callos y arrugas, acusa la erosión y los golpes de un destino que le muestra sus límites“… pero tu palabra llegó brisa/ y amaneció viento huyendo,…” Mas no le rinde el saberse imperfecto, la incapacidad de su palabra, de toda palabra, para expresar lo más profundo que llevamos dentro y sigue en su idilio con la poesía, experimentando nuevos caminos con los que nombrarse a sí mismo y al mundo…“fermentaba la flor,/ dormía la semilla y seguíamos/ esperando el canto del gallo.”

La poesía de José Garés es intensa y extraña, difícil en ocasiones pero con mucho sentido al margen del significado, deslumbrante y rica en imágenes, que aúna tradición y modernidad en su irrefrenable deseo de decir hasta la indecible. Quizás deba limar el poeta algunos excesos culturalistas que, en nuestra opinión y gusto, despistan más que aclaran a un lector no avisado… Pero es lo de menos, con la lectura de Material de derribo hemos vivido la historia de un poeta con alma y con él en adelante “… y como el pájaro que amanece, esperamos la luz para cantar.”


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