sábado, 18 de septiembre de 2010

"PIEDRAS AL AGUA" de ANTONIO CABRERA

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“No sé si pronunciarlo./….. Cuanto pueda decir va a desmentirse”. “Piedras al agua” de Antonio Cabrera es un buen libro de poemas. Es el cuarto de los suyos, recordemos que anteriormente publicó “En la estación perpétua” (2000), que fue Premio de la Crítica, “Tierra en el cielo” (2001) y “Con el aire” (2004).

Antonio Cabrera nos ofrece una poesía reflexiva, meditativa, quizás en exceso metafísica a veces, pero sin dejar de lado una contenida emoción, pues comparte con Unamuno su poética de “pensar con el sentimiento, sentir con el pensamiento”.

El libro consta de tres partes o bloques temáticos, en el primero pone sus ojos y su verso en “El alrededor”, título del primer poema del libro, una realidad externa, el paisaje, que es lugar y tiempo, “lo que dura invencible” donde, nos dice, “escucho mi respiración, la voz/ que entrego a todo/ y me es devuelta/ como si ya no fuera mía.” A este primer movimiento pertenece el excelente poema que da título al libro “Piedras al agua”.

En la segunda parte nos deja composiciones que hablan del dolor y la memoria, de los afectos a personas cercanas y de la evocación y análisis lírico de esas cosas que hacen su vida cotidiana, en poemas como “Monedas sobre la mesa” sobre las que medita: “Para perpetuarse, esas monedas/ ya tienen sus milímetros;/ no su valor, sino su faz redonda./ Qué diferente tú/ -de aleación tan débil,/claudicante/ en medio de tu espacio transitorio”, “El espíritu de la casa”, “Distraido”, “Luz de flexo”, y “Poema de cumpleaños”.

Vuelve el poeta en su tercera parte la mirada al exterior, esa mirada que contempla naturaleza y arte para constatar que “Los dioses no están dentro de nosotros,/ no pueden ser nuestra melancolía”. De este bloque final destaco “Anotaciones en un cuaderno de campo” “Lo que la tarde junta” “Cementerio de Peliceira” y el que ahora os copio:

“SIGNIFICADO DEL CORZO”

El corzo que aparece
por detrás de un acebo,
sutil en el espasmo de sus músculos,
cándido en su color, en su contraste,
pulcro, delicadísimo, nervioso,
tan rápido llegando a ser de nuevo,
sin línea de silueta, reventada de pronto
su burbuja de estar,

señala a lo intocable, significa
que importan los instantes,
los malditos instantes.


En este libro, os digo, he encontrado “Páginas, párrafos/ y frases que entendí/ relucen.” y también “Lo resistente, lo que no he comprendido, recibe un rayo igual – bellísimo e inútil.”
Pero que no lo cubra el polvo.

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